Ilustración cortesía de Renzo Amoretti

LA SONRISA DEL DEMONIO

I

-Jamás creí que llegaría a hacer esto.

Esas palabras invadían la mente del chamán mientras jadeaba del cansancio, herido, y empapado en sudor, luchaba para mantener la consciencia y no desfallecer, mientras la enorme criatura frente a él se retorcía violentamente, lanzando feroces aullidos, era una bestia tan grande como una casa, de piel negra, ojos amarillos, un enorme hocico plagado de innumerables colmillos, y unas alas membranosas que agitaba descontroladamente, intentando emprender vuelo, pero no podía, unas cuerdas de luz estrangulaban todo su cuerpo, jalándola hacia el suelo, donde un círculo dibujado con marcas y símbolos en forma de espiral le mantenían prisionera, envolviéndola en un resplandor verdoso que iluminaba la oscura noche.

A duras penas podía mantener el brazo alzado, apuntando en dirección al violento ritual, lentamente los símbolos de luz comenzaban a dibujarse en su cuerpo, cada trazo le quemaba la piel con tal intensidad que ya empezaba a oler su propia carne quemada, habían pasado varias horas desde que empezó, pero aun así, no sabía cuándo iba a terminar; la bestia aullaba tan fuerte que la tierra temblaba, y hasta los cuerpos de campesinos muertos parecían moverse, el chamán observo un momento la docena de cadáveres alrededor del lugar, aquellos hombres ingenuos, habían seguido a su maestro con fe ciega, con la esperanza de que su magia acabara rápidamente con la amenaza, hicieron todo lo que él les dijo, le ayudaron a dibujar el sello y atraer a la criatura, nadie esperaba que ese fuera su último día de vida, el mismo chamán les había dado fuerza a través de sus opciones, invocó la protección de sus ancestros, de los apus, del mismo dios sol llamado Inti…

Pero todo fue en vano, y el chamán lo sabía, sabía que las cosas terminarían así, prácticamente había sacrificado a esos hombres, con tal de alcanzar su objetivo.

Finalmente el sello parece funcionar, y la bestia cae al suelo, el chamán puede ver más de cerca su espeluznante aspecto, sus amenazantes colmillos y sus aterradores ojos, los cuales lo miraban fijamente, mientras las marcas en su brazo terminaban de dibujarse, la luz envolvía a la criatura comprimiendo su tamaño, el lugar quedó en silencia, la bestia dejó de moverse, aun cuando todo había terminado estaba completamente bajo el sello del chamán, no dejaba de cruzar miradas con este, provocándole un escalofrío en todo el cuerpo, era como si aquel ser le estuviera hablando sin palabras, invadiendo sus sentidos, y penetrando su alma.

Al día siguiente, por un camino entre las montañas, el chamán conduce su carreta tranquilamente, el sol quemaba con gran intensidad, se acomoda el sombrero, la sombra que proyectaba este cubría las ojeras de su rostro cansado, entre las piernas llevaba un báculo de madera con el cráneo de un animal cornudo en la punta, delante de él el camino se bifurcaba, y decidió guiar a su caballo por un sendero lleno de rocas y desniveles, el animal las sorteaba con dificultad, pero la carreta que este jalaba se zarandeaba fuertemente, en un momento, llego a golpearse tan fuerte que se escuchó un grito dentro de esta, el chamán voltea la mirada, y de golpe las manos de una mujer se lanzan contra él, pero son detenidos por unos barrotes de madera, entre aquellos barrotes el rostro de una mujer de piel pálida y ojos amarillos le miraba enfurecida, gritando.

-cállate Japiñuñu!-responde el chamán molesto, cogiendo su báculo y apuntándole-¡no me hagas ponerte un sello en la boca!

La mujer se queda callada por un momento, apretando los barrotes de su jaula, vestía unos harapos de color blanco, su cabello negro y lacio le caía por toda la cara, molestándole la visión, se lo recoge, luego vuelve a mirar al chamán y comienza a hablar, lamentablemente sus palabras parecen estar en un idioma que el chamán no entiende.

-¡¿kunasa akaja?!.

-no entiendo lo que dices, ni siquiera sabía que podías hablar, a decir verdad es la primera vez que veo a alguien de tu especie, pero supongo que lo que quieres saber que voy a hacer contigo ¿no?

La mujer, entre gruñidos, vuelve a pronunciar una frase incomprensible.

-¡¿kuna lurantasa?, kuna jumaruxa pastama?!.

-no es nada personal, de hecho solo voy a llevarte con un persona que quiere tenerte-contesta el chamán -el  problema es que necesito llevarte con vida, por eso te encerré en tu forma humana.

La mujer levanta las cejas de asombro, mirando sus brazos, su pecho, sus piernas, el chamán esboza una sonrisa cansada.

-sí, exactamente, esa forma que usas para engañar a los hombres y comerte su alma.

La mujer se levanta abruptamente, comienza a dar saltos, agarrándose la cabeza con las manos, golpeándose la espalda, haciendo toda clase de movimientos erráticos, mientras forcejea consigo misma.

-no servirá de nada, solo yo puedo deshacer el sello-le dijo el chamán mientras devolvía la mirada al frente-8 hombres entregaron su vida para esto-agregó, bajando la mirada y observando las piedras debajo de él–ahora descansan en paz en el uku pacha.

La mujer gruñe mientras se pone de pie, da un par de vueltas en la jaula, y luego patea los barrotes con fuerza, finalmente se sienta y continua gruñendo en voz baja.

El chamán permanece sereno, a pesar de sentir la mirada fulminante de la mujer sobre él, de su cinturón saca una cantimplora envuelta en un pelaje marrón, la abre y da un gran sorbo, con tanta desesperación que el líquido empieza a gotear por su mentón, luego guarda la bebida y dice en voz alta:

-estaremos viajando 10 días, será mejor que no causes problemas.

II

Y así comenzaron el viaje, adentrándose en bosques y valles, siguiendo caminos poco transitados, el chamán trataba en lo posible de no pasar por los pueblos, pues el hecho de llevar a una mujer pálida encerrada en una carreta era una situación que claramente sospechosa; en las mañanas solía recolectar frutas de los árboles, y atrapar peces de los ríos, incluso se construyó un arco y flecha para cazar algunas aves y animales, intentando alimentar con ellas a la mujer, sin embargo, esta rechazaba todo lo que le daba, esto preocupaba al chamán, pues no parecía que la criatura lo hiciera por capricho, sino que al parecer ninguna de esas cosas formaban parte de su dieta, ya habían pasado 3 días y ella no había probado alimento, comenzó a cuestionarse si sería necesario llevarle algún hombre para que se alimentara de su alma.

Después de pensarlo bien, se le ocurrió algo, esa noche acamparon al aire libre, en la profundidad de la selva, el chamán había dejado salir a la criatura para que estirara un poco las piernas, siempre pendiente de ella, se sentía tenso y cansado, sacó su cantimplora y tomo un sorbo de su brebaje especial, al rato, la mujer empezó a gruñir mientras miraba la espesura del bosque, era un gruñido diferente al que había oído antes, lo que puso en alerta al chamán, cogiendo su báculo corrió en dirección a la mujer, al principio no veía nada, pero pronto, un par de criaturas empezaron a tomar forma, eran unas bestias peludas de rasgos auquénidos, tenían orejas paradas y hocico pronunciado, pero la forma de su cuerpo se asemejaba más a la de un humano.

-jarjachas-murmuro el chamán, al ver más de cerca a las bestias, y desviando la mirada rápidamente de la de ellos.

-no los veas a los ojos!!-le ordenó a la mujer, tomándole del brazo, aquellos seres parecían tener la habilidad de hipnotizarte con la mirada, bajó la vista y se enfocó en sus pies, junto toda su fuerza para jalar a la mujer mientras apuntaba su báculo contra las bestias.

-aun no, espera!-le gritaba, al sentir como la mujer quería lanzarle contra las criaturas, mientras el chamán le obligaba a retroceder-ya casi-le seguía diciendo, pero la mujer lucia desesperada, de un golpe se libera del chamán y se lanza contra las bestias, el chamán grita furioso maldiciendo a la mujer, rápidamente corre hacia la hoguera, mientras ella intenta pelear con 6 bestias a la vez, el chamán mete su báculo en el fuego transformando las llamas a un color verde, con su arma encendida, rápidamente se lanza contra las bestias que ya estaban encima de la mujer, golpeando a 2 de ellos con el fuego y haciendo que los demás retrocedan al ver las llamas verdes, el chamán se pone al lado de la mujer herida en el suelo, y con su báculo crea un círculo de fuego alrededor de ellos y las jarjachas, las bestias gruñían rodeando la barrera, el chamán veía como aquellas 2 a las que había atacado se revolcaban en el suelo tratando de apagar las llamas, pero por más que intentaban extinguir las llamas, no podían, las otras se movían de lado a lado, tratando de buscar una apertura entre el fuego para atacar, furioso, el chamán elevó las llamas asustando a las bestias, haciendo que se huyeran a la oscuridad del bosque.

Suspirando de alivio, volteó  a ver a la mujer, la cual a pesar de estar lastimada, parecía empecinada en seguir a las bestias, enojado, el chamán buscó con la mirada a las jarjachas que se estaban quemando, por suerte una de ellas aún continuaba moviéndose, con un simple movimiento de su arma las llamas desaparecieron, logrando que la bestia apenas quedara vida, inmediatamente después hizo desaparecer el círculo de fuego, tomo del brazo a la mujer y lo llevo hacia la jarjacha, con notable desesperación, la mujer comenzó a acercar su boca al hocico de la bestia, abriendo la boca he inhalando fuertemente, aunque era casi imperceptible a la vista, una niebla blanca empezó a salir del hocico de la bestia, moviéndose erráticamente, como el humo del incienso, hasta ser devorado la mujer, el chamán, cansado, se sentó en una roca cerca de allí, mientras los observaba, sacó su cantimplora y comenzó a beber.

-ya veo, las jarjachas son humanos maldecidos- dijo mientras recuperaba el aliento, La mujer no lo escuchaba, estaba absorta en su banquete, el chamán suspiró y dio otro gran sorbo a su brebaje.

-así que puedes alimentarte de ellos eh?, es bueno saberlo.

III

Un par de días después, el chamán y la mujer tuvieron que ir al pueblo más cercano, a pesar de que quería evitar aquello a toda costa, no había opción, debía comprar ingredientes para su brebaje especial, al saber que levantaría sospechas, trató de crear una excusa lo bastante creíble para la mujer encerrada en la jaula, se inventó que era su esposa, y que tenía una rara y contagiosa enfermedad.

-¿pero usted no es un chamán?-preguntó la vendedora, completamente asombrada-¿no debería poder curarla?

-sí, pero ella tiene un caso especial-se apresuró a contestarle-ya sabe, una de esas raras enfermedades que trajeron los malditos españoles.

-ya veo-la mujer no parece muy convencida de su respuesta, de hecho parece sospechar más, alzando el cuello para tratar de ver mejor el interior de la carreta-debe odiar a todos esos desgraciados, sobre todo los de la inquisición ¿cierto?.

El chamán se quedó pensando en esas palabras, bajó la cabeza, melancólico, por un momento se olvidó que debía guardar las apariencias, la señora estiraba el cuello para ver el interior de la jaula, en su cuello podía verse un collar con el símbolo de la cruz, el chamán recupera el sentido, paga sus compras y se aleja rápidamente.

No quería cometer errores esta vez.

Para su mala suerte, esa misma noche, el chamán estaba siendo perseguido por unos viejos conocidos: Los cazadores.

Formados como un ejército, bajo las órdenes de la inquisición y la iglesia católica, los cazadores se encargaban de rastrear y eliminar todo lo que consideraban “diabólico”, cuando los españoles llegaron a estas tierras, llamaban a las criaturas místicas “demonios” y a los chamanes practicantes de “brujería”, y adoradores de un tal “Satán”, eliminando a las criaturas y encerrando a los chamanes, buscando eliminar todo rastro de su existencia.

A la luz de la luna, un grupo de cazadores perseguía la carreta del chaman a través de un extenso valle, alrededor de 6 hombres a caballo se acercaban rápidamente, al no tener el peso extra de la carreta, los caballos de aquellos hombres se precipitaban velozmente, ya se encontraban a pocos metros de distancia, la mujer gritaba incansablemente con un aullido ensordecedor, no había duda de que aquellos hombres venían tras ella; habiendo previsto algo así, el chamán había preparado algo especial, de su cinturón sacó unas piedras que tenían grabadas figuras de animales, los mismos que él había estado cazando todos estos días, las apretó con su mano con fuerza, gotas de sudor caían de su frente, su respiración se agitaba, los grabados en las piedras comenzaron a brillar, el chamán las lanzó a los hombres de armadura que lo perseguían, las figuras empezaron a tomar forma de bestias, hechas de una niebla blanca, aves, jaguares y serpientes, se materializaron frente a ellos, lanzándose contra lo primero que vieron, los cazadores tuvieron que lidiar con aquellos seres y eso frenó su paso, el chamán suspiró un poco aliviado, la mujer seguía gritando elevando su voz cada vez más, eso distrajo al chaman, y no se percató que uno de los cazadores se abría paso rápidamente, sorteando a las criaturas que el chamán había invocado, al ver que estaba tan cerca, se dio cuenta que la armadura de aquel cazador era diferente a la de resto, de echo los demás apenas tenían armadura, parecían ser apenas unos seguidores o lazarillos, en cambio aquel cazador tenía una imponente armadura que le cubría todo el cuerpo, y los grabados en ella eran mucho más detallados, una enorme cruz en el pecho, y unas alas a los costados de su casco, al sacar su espada, la enorme hoja pulida de su arma brillaba con la luz de la luna, y se acercaba rápidamente al chamán, hizo todo lo posible para detenerlo, lanzó más talismanes, pero aquel cazador los sorteó con facilidad, sin poder evitarlo, aquel cazador ya estaba detrás de él, maldiciendo con todas sus fuerzas, observa impotente como el cazador se lanza hacia su carreta, aterrizando en el techo de la jaula de la mujer, y tratando de abrir un agujero en el techo, el chamán tiene que dejar su caballo para ir a detener al cazador, coge su báculo y lo ataca, chocando su arma con la del cazador, mientras los gritos de la mujer se elevaban cada vez más.

-¿Por qué grita tanto?-se preguntó el chamán, mientras forcejeaba con el cazador, a pesar de la espada tan afilada que este poseía, no lograba cortar el bastón de madera que formaba parte de su báculo, aun así, aquel hombre de piel blanca y ojos azules parecía tener una mayor fuerza física, sumado a eso el chamán venia acumulando el cansancio de los días, podía verse en su rostro arrugado, con enormes ojeras en los párpados, finalmente termina cediendo  a la fuerza del cazador.

-¡Deus nos vis cum ni vis contra!-gritó el cazador mientras bajaba su arma, dándole tiempo a que el chamán se incorpore, este se mostró extrañado ante su gesto, pareciera que se estuviera tomando esto como un combate honorable.

-otro animal al que no entiendo- murmuraba el chamán mientras recuperaba el aliento, la mujer debajo de ellos se empecinaba en gritar estruendosamente, el chamán y el cazador vuelven a cruzar armas, intentando empujar al otro fuera de la carreta, la cual continuaba avanzado sin control.

-¡Annuit Coeptis!-gritó el cazador, parecía un fanático religioso, con gran fervor arremete una y otra vez contra el arma del chaman, este se mantiene a la defensiva sin oportunidad de contraatacar, cuando está a punto de ser lanzado al suelo, ambos escuchan un rugido bestial que irrumpió en la noche, un sonido espeluznante que venía de los cielos.

Aquel sonido atrajo toda la atención del cazador, bajo su guardia y miró al cielo desconcertado, el chamán aprovechó y con sus últimas fuerzas embistió contra él, empujándolo fuera de la carreta, el cazador y su armadura se estrellan contra el camino empedrado, el impacto lo dejo magullado, pero rápidamente se pone de pie, furioso, intenta seguir la carreta, pero un enorme objeto cae del cielo frente a él, obstaculizando su camino.

Era una enorme criatura oscura, del tamaño de una montaña, sus enormes alas se extendían frente al cazador, y en su largo hocico mostraba los colmillos con rabia, sus brillantes ojos amarillos se posaron frente al cazador, el cual estaba en trance viendo al imponente ser.

El chamán regresó a su caballo, alejándose lo más rápido del lugar, notó que la mujer había parado de gritar y ahora estaba tosiendo descontroladamente ¿será que había estado llamando a aquella criatura?.

El cazador contempla al ser delante suyo, por su forma imponente y aterradora, parecía ser más que un demonio, probablemente el rey demonio, la cuna de todos los males, empezó a sonreír de oreja a oreja, como si fuera un honor enfrentarse a aquella bestia, tenía una expresión de éxtasis, escurriendo saliva por la boca, sus ojos se salían de sus órbitas, como si estuviera experimentando el más grande de los placeres, alzo su espada en contra de la criatura.

In nomine Patris- comenzó a decir, mientras la bestia lo miraba fijamente.

-et Filii- corrió vertiginosamente, con su expresión de lujuria, hacia la criatura.

-et Spiritus Sancti.- la criatura lanza su enorme boca contra el diminuto cuerpo del cazador, envolviéndolo en sus colmillos, antes de ser atrapado en el interior de la criatura, el cazador religioso embiste con su arma las entrañas de la bestia, gritando exaltado una última frase.

-Amen.

IV

Después de haberse alejado lo suficiente de los cazadores, el chamán se detiene en la orilla de un rio para curar sus heridas, junta un par de hierbas y empieza a machacarlas hasta crear una pasta verdosa, que se pone encima de su hombro, para aliviar su dolor, al mismo tiempo que curaba la herida en el brazo de la mujer, producto de la violenta persecución.

Le dio una macerado para curar su cuerdas vocales, la mujer lo recibió lo olfateo un rato y luego se lo tomo con recelo, siempre estaba a la defensiva, mirándole con esos ojos amarillos llenos de ira.

El chamán se sienta frente a ella, su rostro lucia demacrado, lleno de arrugas, sus ojeras cada vez más grandes, tomo otro sorbo de su brebaje, la mujer continua mirándolo, en silencio, en ese momento el chamán no sabía que hacer o decir, sentía que hacía mucho que no hablaba con otra persona, y los acontecimientos de los últimos días lo tenían muy alterado, eso junto con la falta de sueño, lo hacían sentir que estaba perdiendo la razón.

Continuaron mirándose sin decir nada, al cabo de unos minutos el chamán esboza una sonrisa cansada.

-Ese cazador era diferente-comenzó a decir- no lo digo por su aspecto, sino porque parecía que realmente creía en lo que hace.

La mujer continuaba mirándole, sin cambiar su expresión.

-la mayoría de los cazadores no son así, ellos usan el pretexto de luchar por su dios para abusar de cualquiera.

El chamán, con cierta frustración en sus palabras, se inclinó hacia adelante y apuntó con el dedo a la criatura.

-para ellos tu y yo solo somos animales que utilizan para sus intereses.

La mujer parece estar levemente sorprendida por esas palabras.

-antes no era así ¿lo recuerdas japiñuñu?-el chamán se hace para atrás, estirando los brazos-antes de que vinieran los invasores, todo era muy diferente.

El chamán alza la vista, contemplando la noche, se podía ver algunas estrellas parpadeando a lo lejos, la mujer también alza la vista. tratando de averiguar qué era lo que el chamán observaba con tanta devoción.

-el inca, el verdadero inca, respetaba a las otras criaturas, nosotros coexistíamos en un mismo lugar, hacíamos ofrendas, rituales, fiestas, éramos como hermanos.

El chamán hace un breve silencio, apartando la mirada de las estrellas.

-claro que a veces teníamos que hacer sacrificios, pero solo los necesarios, a cambio del sacrificio de unos pocos, podíamos vivir en armonía, sin sentir miedo uno del otro.

La mujer instintivamente se agarra la herida en el brazo.

-Sin tener que matarnos entre nosotros.

El chamán dirige su mirada al fuego y continúa hablando, la mujer luce enojada y confundida, su rostro parecía expresar su impaciencia por saber a donde quería llegar el chamán.

-pero esos tiempos se fueron-continua diciendo- ahora no somos más que monstruos.

Arroja otra leña a la fogata, las llamas se hacen más grandes, se oye el crepitar de la madera en el silencio de la noche, la mujer dijo unas palabras en su idioma incomprensible.

– muspa qaritata.

Sin importarle lo que dijo, el chamán continuó mirando el fuego, recordando.

-cuando llegaron a mi pueblo, ellos ya sabían lo yo que era, probablemente alguien que conozco nos delató, aparecieron de golpe, eran alrededor de 10, invadieron mi casa, traté de defenderla, pero tomaron a mi esposa y a mis hijos, cuando los usaron de rehenes no pude hacer nada, me rendí, nos quitaron la ropa y nos pusieron unas cadenas, como esclavos, nos hicieron por toda la ciudad, dijeron que iban a quemarnos, por ser “herejes”, les rogué que dejaran ir a mi esposa y mis hijos, ellos no tenían la culpa de nada, les dije que haría cualquier cosa, incluso si tenía que entregarles mi alma, o incluso la de alguien más.

El chamán cerró los ojos, se dejó atrapar por los recuerdos, por un instante pudo escuchar la voz de un niño en su cabeza, un niño llorando mientras caía al suelo.

Volvió a abrir los ojos y continuó hablando.

-uno de ellos se acercó a mí, no era como los demás, parecía un español, pero tenía rasgos como los míos, era un “mestizo”, me apartó del resto, dijo que podía ayudarme.

El chamán volvió a mirar a la mujer, ella le estaba escuchando atentamente.

-“lamento tu situación, hermano mío, pero creo que puede haber una forma de salvar a tu familia, veras, hay un demonio al que ustedes llaman “japiñuñu”, es un raro espécimen, muy cotizado entre la nobleza española, entiendo que alguien como tú puede “hechizarlos” para que mantengan su forma humana, entiendes a lo que me refiero ¿no?”.

Mirándose ambos a los ojos, el chamán pudo ver como la mujer ponía una expresión de asco.

-“tráeme al japiñuñu, y te ayudaré a liberar a tu familia”, eso fue lo que me dijo, y no dudé en aceptar su propuesta.

Inconscientemente el chamán tuvo un escalofrió en el cuerpo, tenía la sensación de que en cualquier segundo la criatura se lanzaría sobre él y le rebanaría el cuello, pero no fue así, ella permaneció tranquila, en su lado, sin exaltarse, el chamán da un gran respiro de alivio.

-sé que quizá no puedas entenderme, pero tenía que decirlo.

V

Al día siguiente, finalmente, el chamán llega a su destino, en el corazón de un frondoso bosque, una bulliciosa feria se llevaba a cabo, aquel lugar iluminado por cientos de antorchas estaba plagado de puestos donde se vendía toda clase de mercancía exótica, piel de Jarjacha, orejas de Muqui, patas de Chullachaqui, todos vendiéndose como abarrotes, los chamanes y cazadores iban de puesto en puesto buscando el mejor precio para sus compras, sobresaliendo entre las demás atracciones, un gran plataforma mostraba cientos de criaturas desnudas y encadenadas, un hombre las hacía pasar al frente de uno en uno, hablaba rápidamente de su valor como objeto, y luego los hombres en el público ofrecían cuantiosas sumas de dinero por ellas, cuando el chamán pasó al lado de la subasta, algunas personas se percataron de la valiosa mercancía que llevaba, lanzándose a ofrecerle cantidades muchísimo más altas que por las demás criaturas, el chamán trataba de ignorarlos mientras se abría paso por la gente, estaba demasiado agotado siquiera para responderles, atrás de él, la carreta empieza a retumbar, la mujer estaba golpeando los barrotes, gritando, lanzando palabras incomprensibles.

Felizmente no tenía que preocuparse por los cazadores, este lugar era considerado neutral y no estaban permitidas las peleas, se abre paso por un par de puestos más, en los que casi le restregaban las patas de jarjacha en la cara, hasta llegar a su destino, una tienda circular, completamente cerrada, un área destinada a los negocios personales, respiró profundamente, se identificó con los guardias de la entrada y lo dejaron ingresar, el lugar estaba más oscuro de lo esperaba, solo 4 antorchas iluminaban el centro del lugar, dejando las esquinas de la tienda en las sombras, se mantuvo alerta, frente a él divisó a un grupo de hombres con precarias armaduras, en medio de ellos, sentado cómodamente en una especie de trono, el cazador mestizo le sonreía amigablemente, no llevaba armadura, por lo que podía verse su piel crema y cabello negro, el símbolo de la cruz y las alas bordadas en su traje oscuro denotaban su importante rango.

-¡hermano mío, has llegado!-dice el cazador mestizo, levantándose de su trono, extendiendo los brazos, mientras se acerca al chamán.

-¡Gracias a Dios has llegado a salvo!-dice poniéndose frente al chamán, el cual no responde a su gesto, intenta acomodarse el sombrero para ocultar su mirada demacrada.

 -te ves agotado-continua diciendo-pero no importa ¡veo que cumpliste con tu misión!-el cazador posa su vista en la carreta que llevaba el chamán, la mujer se lanza entre los barrotes, gruñéndole-parece simpática ¿puedo verla?.

-no tan rápido-dijo el chamán, mirando alrededor-no veo que hayas cumplido con tu parte del trato.

-bueno, sobre eso, veras, hubo un cambio de planes.

Al ver la perturbadora expresión en el rostro del chaman, empezó a caminar alrededor de este.

-entiende, ¿cómo podía arriesgarme a ayudar a tu familia si no estaba seguro que me traerías al demonio? Podía salir perdiendo.

Sentía como el chamán lo seguía con la mirada, podía sentir sus intimidantes ojos clavándose en su nuca, por si fuera poco, la mujer en la jaula también lo estaba mirando, igual o incluso más furiosa.

-mira, te tengo una nueva propuesta, qué te parece si me dejas al demonio ahora, y te aseguro que en 2 o 3 días como máximo, tu esposa y tus hijos quedarán libres.

El mestizo se detiene, e intenta poner su mano en el hombro del chamán, pero en el último momento se arrepiente

-tienes mi palabra.

El lugar se quedó en silencio por unos minutos, al no obtener respuesta del chamán, el mestizo continuo hablando.

-si gustas puedes quedarte aquí a esperar, tenemos habitaciones, comida exótica, buena compañía para las noches y…

-eso no fue lo que acordamos-respondió tajante el chamán, a lo que el cazador borra su sonrisa, exhalando el aire con fuerza.

-lo sé, pero a veces las cosas no salen como esperas hermano, tienes que adaptarte a los imprevistos.

-no hay trato-se limitó a decir el chamán, el mestizo luce decepcionado, se rasca la cabeza, mueve el cuello de manera errática, y después de un momento mirando a la nada se limitaría a decir.

-temía que fueras a decir eso.

De pronto alguien sale de la sombras y con una espada en la mano se dispone a apuñalar al chamán, este con un rápido movimiento extiende su báculo en dirección a las antorchas, apoderándose de las llamas y transformándolas en su fuego verde, el cual usa para atacar al hombre detrás de él, de inmediato escucha como los hombres de adelante preparan sus armas de fuego, mientras el cazador se escabulle por detrás de la carreta, el chamán el chamán empieza a quemar todo frente a él, pero más hombres, que habían estado ocultos en las sombras, salen al ataque, disparando sus mosquetes al muro de llamas donde se ocultaba el chamán, la lluvia de proyectiles fue tanta que terminaron por herir al chamán, cayendo al suelo, las llamas bajaron su intensidad hasta convertirse en pequeños restos, los hombres se apresuraron en recargar sus armas, acercándose a él y apuntándole a la cabeza.

-¡no dejen que haga ni un solo movimiento!, dijo el cazador, saliendo de su escondite-él es extremadamente peligroso.

Se acercó al cuerpo, tenía una bala en el hombro y otra en la pierna, aguantando el dolor y con el rostro manchado de sangre, el chamán intenta pararse, pero es detenido por el sonido de los fusibles apuntándole.

-tenías que ser un indio terco ¿no?-le dijo el mestizo, mientras caminaba en dirección a la carreta.

-sólo para que lo sepas, técnicamente no tengo la autoridad para liberar a tu familia, las personas de mi “raza” solo podemos acceder hasta cierta posición, y allí nos estancamos.

El cazador se pone frente a los barrotes, encontrándose cara a cara con la mujer, sonriéndole.

-sin embargo, si llevo a este demonio a la orden, ¡seguro que me hacen general!, o quizá comandante, el punto es que voy tener un buen título, y quizá entonces pueda ayudar a tu familia.

La mujer intenta alcanzar al cazador, pero este le esquiva rápidamente, vuelve al lugar del chamán.

-¿lo ves? Al final igual salías ganando, pero no, tenías que ser un idiota.

Se agacha para verlo de cerca, el chamán parece a punto de perder la conciencia.

-ahora dime ¿cómo funciona el sello? ¿Tienes algún talismán o algo?

El chamán no le escuchaba, juntaba todas sus fuerzas para tratar de mantenerse consciente, pero era imposible, estaba completamente agotado, llevaba 10 días sin dormir, el brebaje especial que tomaba lo había mantenido despierto todo este tiempo, pero había llegado a su límite.

-habla de una vez, ¡no me hagas perder la paciencia!

Su visión comienza a nublarse, aún así, puede sentir como el sello en su mano comenzaba a desvanecerse, maldecía dentro de su mente a aquel cazador, lo había arruinado todo.

-¡no te duermas maldito! Contéstame!

Escucha un zumbido en su cabeza, su cuerpo deja de sentir dolor o cualquier otra sensación, su mente deja de hilvanar las ideas y las convierte en figuras y formas al azar, ya no sentía culpa, vergüenza o misericordia, ahora simplemente se dejaba llevar.

El mestizo le da una patada al cuerpo inerte del chamán, maldiciéndolo, regresa a ver a la mujer en la carreta, había estado muy callada desde hace un tiempo, mete la cabeza entre los barrotes, la mujer está sentada en la oscuridad, con la cabeza entre las rodillas, sin emitir sonido alguno, el mestizo la llama, le habla le grita, le insulta, le lanza una piedra para llamar su atención, pero la mujer no se mueve, enfadado, da la vuelta y se dirige a sus hombres.

-no sé qué tiene, pero sáquenla de ahí, no podemos dejar que muera por ningún mot…

-silencio, asqueroso humano.

Fue lo que la criatura pensó cuando le arrancó la cabeza al cazador mientras destruía la jaula de un golpe, su cuerpo real, aquel ser oscuro de enormes garras y colmillos, y alas tan negras como la noche, había destruido su prisión y ahora atacaba a los hombres del cazador, lanzándolos por los aires, el cuerpo sin cabeza del cazador mestizo cae al suelo, la bestia escupe su cabeza, lanzando un feroz aullido.

-eras un ser repugnante.

Los hombres que quedaban estaban disparando a la bestia, pero su piel era demasiado gruesa como para ser penetrada por sus mosquetes, la criatura se lanza contra ellos, atrapándolos en sus garras, a uno lo aplastó hasta que romperle todos los huesos, a otro lo jaló de las extremidades hasta partirlo por la mitad, al siguiente lo lanzó por los aires, hasta ver como se estrellaba contra el suelo, rompiéndose la columna y terminando como una muñeca de trapo, ríos de sangre corrían por todo el lugar, con un bruta movimiento, la criatura extiende sus alas, las agita salvajemente y emprende vuelo, destruyendo el techo de la tienda.

-este lugar es horroroso, ustedes humanos son abominables.

 Sobrevuela los puestos, vendedores, chamanes y cazadores se quedan sorprendidos de la criatura, algunos sacan sus armas y comienzan a dispararle, en respuesta, la bestia comienza a derribar las antorchas que iluminaban el lugar, creando incendios a donde quiera que pasaba.

-todos ustedes merecen la muerte.

Los brebajes y artículos de las tiendas comienzan a mezclarse con el fuego, avivando sus llamas, se escuchan explosiones, gritos desesperados de personas atrapadas en las columnas de fuego, y el rugir de los animales y criaturas huyendo hacia el bosque, el mercado comienza a llenarse de un humo ponzoñoso, envenenado, corrosivo, los chamanes y cazadores que se habían quedado a intentar detener el fuego, huyeron del lugar al ver la nube de elementos mortales que se expandía sin control, mujeres, niños y ancianos, los más frágiles quedaron atrapados en el caos y descontrol.

VI

Bastantes horas habían pasado, y las llamas continuaban arrasando todo a su paso, en la tienda donde comenzó todo, el chamán comienza a recuperarse, alza la vista, estaba rodeado de fuego y ceniza, comienza a toser, sintiendo un mareo en todo el cuerpo, intenta ponerse de pie, cuando se encuentra de rodillas intentando tomar aire, escucha un gruñido delante de él, alza la mirada, y se encuentra con los ojos de la bestia, esta le atrapa con sus garras y lo avienta contra el suelo.

-tú, tu eres el peor de todos.

La bestia acerca su cabeza al cuerpo del chamán, para admirar más de cerca su dolor.

-¡me hiciste pasar por la peor de las torturas solo para cumplir tus deseos!¡me hiciste sentir una presa cuando yo soy la depredadora!.

Podía escuchar los gritos del chaman, su rostro enrojecido por el esfuerzo.

-y ahora te haré pagar por ello.

El chamán intenta recuperar el aliento, pero no parece que quiera escapar.

-por favor, sálvalos.

Las palabras que escuchó la confundieron por un momento, el chamán estiró la cabeza hasta cruzar su mirada con la criatura.

-perdóname por lo que te hice, pero estoy desesperado, solo quiero que ellos sean libres.

La criatura dejó de aplastar el cuerpo del chamán, este reúne todas sus fuerzas, poniéndose de rodillas frente a ella.

-por favor, te lo suplico, ¡te daré lo que quieras!.

Permanecieron inmóviles por varios minutos, sin importarles que el lugar se estaba cayendo a pedazos por el fuego, mirando fijamente al chamán, la criatura lanzó un pequeño rugido.

-no siento lástima por ti, pero puedo entender porque lo hiciste.

El chamán comienza a toser, sus pulmones se están llenando de humo, aún así, no aparta la mirada de la bestia.

-si hubiera estado en tú lugar, quizá habría hecho lo mismo, quizás.

Ella contrae sus alas, se sienta, deja de mostrar sus colmillos, ahora lejos de ser una bestia, parece una criatura completamente civilizada.

-no puedo perdonarte por lo que hiciste, pero respeto tu voluntad.

El calor aumentaba a cada momento, Las columnas de la tienda empiezan a caer, el crujir de la madera siendo consumida por el fuego se escucha por todo el lugar, sofocándose entre el humo y las cenizas, es como si estuvieran en el infierno.

-haremos un trato, yo voy a cumplir tu último deseo.

La enrome bestia comenzó a desvanecerse, convirtiéndose en fragmentos de piel oscura que se mezclaban con las cenizas, cuando la criatura había desaparecido por completo, la figura de la mujer sale de entre los escombros, abriéndose camino entre el humo y las llamas hasta reunirse con el chamán.

-pero a cambio, tú me entregarás todo lo que tengas.

La mujer agarra del cuello al chamán, lo levanta, y lo pone frente a ella, contemplando su demacrada imagen.

-tu alma, tu cuerpo, todo lo que una vez fuiste, será mío.

Puede sentir el débil aliento del chaman golpeando su cara, era como una brisa en aquel calor infernal.

-no hay necesidad que me contestes, ya conozco tu respuesta.

En ese momento, el chamán tuvo un escalofrío por todo el cuerpo, su cuerpo se debilitaba a cada segundo, pero su mente parecía haberse aclarado, en un segundo todos sus miedos se dispersaron, todas sus dudas quedaron aclaradas, era como haber obtenido un momento de claridad entre tanta desgracia, se sentía liberado, podía jurar que desde hace mucho tiempo no había visto algo tan hermoso, la enorme sonrisa en el rostro de la mujer parecía ser todo lo que necesitaba.

Ahora por fin, estaba en paz.

EPÍLOGO

Días después, en un lugar muy lejano, se escuchaban gritos de algarabía, entre la espesa neblina que cubre los andes, una enorme puerta de madera conduce a la entrada de un singular mercado, en donde toda clase de criaturas ofrecen sus productos a los mejores precios, la espada de un legendario cazador, o la cabeza disecada de un sacerdote que encabezaba la inquisición, cada arma, partes y huesos que se vendían allí tenían una historia que contar, el lugar estaba abarrotado de criaturas, el día de hoy había una subasta especial, todos se aglomeraban al frente del estrado, preparando sus ofertas, mientras una jarjacha hacía la presentación de la atracción principal.

Era un personaje conocido, durante los últimos años se había dedicado a cazar japiñuñus,  eliminando a muchos otros seres en el proceso, tanto de otras especias como de la suya, había causado incontables bajas en ambos bandos, era una leyenda en este y el otro mundo, y ahora finalmente estaba allí, para el deleite de todos.

El público ovaciona con entusiasmo, cuando revelan el cuerpo y lo exhiben ante ellos, colgado de cabeza, habiendo sido despojado de la mayoría de su ropa, llave sin vida la figura inerte del chaman, balanceándose sobre el escenario, con el radiante sol golpeando su rostro, a las vista de todos, en su cara se dibuja una mueca de tristeza, dolor y angustia, lo cual los hace emocionarse más.

En el calor del momento, no se dieron cuenta que al estar de cabeza, su expresión también era la inversa, no estaba triste.

Estaba sonriendo.

FIN